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En el siglo XV el comercio entre Europa y Asia estaba en peligro. Los turcos otomanos se habían apoderado de los últimos restos del Imperio bizantino y controlaban las rutas que unían ambos continentes. Se hacía necesario buscar nuevas rutas que permitieran continuar con el comercio sin tener que pasar por los territorios de los otomanos y conseguir las preciadas especias que se consumían y usaban en Europa. Sólo había dos potencias europeas con la capacidad e interés para llevarlo a cabo. Una era Portugal, reino que había empezado su expansión territorial por las costas de África. Fruto de su actividad, consiguieron rodear África y encontrar un camino hacia la India lejos del peligro turco. El otro reino capaz era Castilla.

Después del fin de la Guerra de Granada, la Corona castellana contaba con capacidad suficiente para aceptar la propuesta de un hombre llamado Cristóbal Colón, quien propuso viajar hacia el oeste y llegar así a las Indias. Lo que nadie pudo sospechar era que entre Europa y Asia se encontraba un continente totalmente desconocido, América. El interés de Castilla se centró en este nuevo territorio, una vez que en 1494 firmó un pacto con Portugal, el Tratado de Tordesillas, por el que se repartieron las zonas de influencia con una frontera marcada por una línea imaginaria situada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, de manera que todo lo que hubiera más allá sería de Castilla y lo que se encontrara antes de esa frontera, de Portugal.

Magallanes y Elcano

Fernando de Magallanes (izq.) y Juan Sebastián Elcano (der.). Fuente

No todos habían desechado el proyecto colombino de llegar a las Indias por el oeste a pesar de la presencia de América. Éste fue el caso de un portugués llamado Fernando de Magallanes. Defendía que sería posible rebasar América por el sur y llegar a las islas de donde procedían las especias más ambicionadas por Europa, las islas Molucas. En un primer momento presentó el proyecto al rey de Portugal Manuel I, pero lo desestimó ya que los portugueses tenían una ruta segura hacia Asia y una expedición al oeste hubiera supuesto una ruptura del Tratado de Tordesillas. En vista del fracaso, se dirigió al entonces rey de España Carlos I, quien sí se mostró receptivo una vez que se le aseguró que el viaje se realizaría en la parte del planeta que le correspondía a Castilla, y que una vez hubieran conseguido las especias volverían por donde habían venido de manera que no habría problemas con Portugal. El acuerdo se firmó con las Capitulaciones de Valladolid el 22 de marzo de 1518.

Durante un año Magallanes organizó la expedición. Ésta se componía de 5 naos: la Trinidad, dirigida por el propio Magallanes, la San Antonio, la Concepción, la Victoria y la Santiago; y unos 239 hombres tanto españoles como extranjeros. Entre éstos se hallaba el cronista italiano Antonio Pigafetta, el encargado de recoger todos los detalles del viaje y gracias al cual conocemos los datos de la travesía. También había un marino que había participado en algunas guerras libradas por los españoles y que se llamaba Juan Sebastián Elcano. El 10 de agosto de 1519 las naos partieron de Sevilla rumbo a Sanlúcar de Barrameda, donde tuvieron que hacer una parada para solucionar los últimos problemas. El 20 de septiembre la flota salió con el fin de cumplir sus dos objetivos: ver si había un paso al sur de América que uniera el océano Atlántico con el océano Pacífico, entonces conocido como Mar del Sur, y llegar hasta las islas Molucas para conseguir sus especias.

Mapa

Mapa con la ruta de la expedición. Fuente

Magallanes no escogió la ruta que seguían los barcos españoles para llegar a América sino que prefirió la que utilizaban los portugueses. Primero hicieron escala en Tenerife para aprovisionarse y de aquí se dirigieron a las islas de Cabo Verde. El 3 de octubre empezó la travesía del Atlántico rumbo a las costas del actual Brasil. Tardaron más de dos meses en completar el trayecto. Cuando llegaron el 13 de diciembre hicieron una parada en lo que sería Río de Janeiro antes de seguir bordeando la costa hacia el sur. Un mes después llegaron a la desembocadura del Río de la Plata, el último sitio al que habían llegado los españoles en sus viajes de exploración. En un primer momento pensaron que habían encontrado el paso al Pacífico, pero tras varios días de seguir el curso del agua se dieron cuenta de que se trataba de un río. Volvieron a la desembocadura y siguieron la actual costa argentina. El clima jugaba en su contra porque conforme avanzaban hacia el sur y pasaba el tiempo más frío hacía. El 31 de marzo de 1520 Magallanes dio la orden de invernar en una bahía a la que dieron el nombre de Puerto de San Julián y esperar a que subieran las temperaturas para seguir.

El modo de Magallanes de dirigir la expedición provocó los recelos de una buena parte de los capitanes españoles, quienes tampoco aceptaban de buen grado que el jefe fuera un portugués. Además, consideraban que el viaje iba a provocar la muerte de todos y que había que volver a España. Finalmente estalló una revuelta contra Magallanes pero éste pudo frenarla a tiempo y castigó a los cabecillas, incluso con la muerte en algunos casos.

Estrecho

Estrecho de Magallanes. Fuente

El 24 de agosto la expedición reanudó el viaje, aunque sólo partieron cuatro naos porque la Santiago había encallado. Las malas condiciones climáticas obligaron a detener el viaje durante cerca de dos meses en otra bahía que llamaron Puerto de Santa Cruz. El 21 de octubre llegaron a una bahía a la que llamaron Cabo de las Vírgenes y mandaron dos barcos, San Antonio y Concepción, para que fueran por delante y vieran si había un paso o volvía a tratarse de un río. Éstos volvieron dando la buena noticia, pero la tripulación afirmaba que San Antonio afirmaba que ya habían cumplido con la misión y había que volver a España para informar. Magallanes se negó y el piloto portugués Esteban Gómez, durante una noche, se hizo con el control de la San Antonio para volver a la Península. De camino de regreso al parecer los marineros descubrieron las islas Malvinas. Los tres barcos continuaron navegando por el estrecho que posteriormente sería conocido oficialmente como Estrecho de Magallanes. El 18 de noviembre, después de casi un mes, llegaron por fin a mar abierto, estaban en el océano Pacífico.

Una vez logrado el primer objetivo de saber si existía un paso por donde los barcos pudieran pasar de un océano a otro, había llegado la segunda parte del viaje, alcanzar las islas Molucas. Fue entonces cuando Magallanes cometió uno de sus grandes errores en esta expedición. Estaba la posibilidad de volver a recorrer la costa de Suramérica hacia el norte para aprovisionarse antes de empezar la travesía del Pacífico. El portugués pensaba que no era tan grande el Pacífico y se dirigió hacia el oeste en busca de las islas. Pasaron más de tres meses antes de volver a encontrar tierra aunque el tiempo les fue propicio y podían avanzar con rapidez. El hambre, la enfermedad y la muerte azotaron a la tripulación, que tenía que sobrevivir con la escasa comida que aún tenían, aunque se hubiera echado a perder, o que podían conseguir. Volvieron a encontrar tierra en enero de 1521, más en concreto dos islas deshabitadas en las que no pudieron desembarcar, los actuales atolón de Puka-Puka y la isla de Flint. El 6 de marzo desembarcaron por fin en tierra. Se trataba de la actual isla de Guam, aunque la expedición la conoció como la isla de los Ladrones porque los nativos asaltaron el barco en busca de cualquier cosas que les pudiera servir y tuvieron que ahuyentarlos, recuperar lo robado y aprovisionarse de nuevo.

Cruz Magallanes

Cruz de Magallanes. Fuente

Entonces empezaron su viaje por las diferentes islas que serían conocidas poco tiempo después como Filipinas en honor del entonces príncipe de Asturias y futuro rey Felipe II. Magallanes consiguió establecer buenas relaciones con los nativos de las islas y el 25 de marzo se celebra la misa del Domingo de Pascua. Había comenzado la evangelización de aquellos territorios y los primeros bautismos, entre los cuales estaban el rajá de la isla de Cebú, Hamubón y su esposa Humamay. Magallanes les dio como regalos por su bautismo, los cuales han llegado a la actualidad, una cruz, la llamada Cruz de Magallanes, y un Niño Jesús que es muy venerado por los católicos filipinos con la advocación del Niño Jesús de Cebú.

El rajá y el portugués se llevaron tan bien que éste se ofreció a luchar por aquel contra un rival político llamado Silapulapu, que estaba en la cercana isla e Mactán, y se dirigió allí con algunos hombres el 27 de abril. Las fuerzas del enemigo eran mucho mayores de  las que se pensaba y en el transcurso de la retirada Magallanes cayó muerto mientras cubría a sus compañeros.. Su cuerpo no pudo ser recuperado. Por si fuera poco, Hamubón reunió a los jefes de la expedición con el pretexto de darles un banquete en su honor y fueron asesinados, incluyendo el sucesor de Magallanes al frente de la expedición, Duarte Barbosa. Los españoles tuvieron que huir de allí con sólo dos naos, la Trinidad, dirigida por el nuevo jefe de la expedición Gómez Espinosa, y la Victoria, que sería puesta poco después en manos de Juan Sebastián Elcano. La tercera nao que había sobrevivido, la Concepción, fue quemada para que no cayera en manos enemigas por el bajo número de hombres que había ya en la expedición. Los españoles no volvieron a la isla hasta 1565 con Miguel López de Legazpi, quien la conquistó.

En los siguientes meses  hicieron escalas en varias islas donde fueron bien recibidos como Butuán, Palawan, Borneo y Sanghir. Durante el viaje encontraron a personas que los podían guiar hasta las islas Molucas. El 6 de noviembre llegaron por fin el archipiélago y dos días después desembarcaron en Tidore, una de las islas. Habían conseguido llegar a su destino. Fueron muy bien recibidos, aunque manteniendo las distancias después de lo sucedido en Cebú, y adquirieron las preciadas especias. Sin embargo había un problema, las islas estaban en la zona que le correspondía a Portugal, por lo que había que actuar con rapidez para no caer en manos de los portugueses ya que había órdenes de capturarlos. Cuando quisieron partir, la Trinidad empezó a hacer aguas, por lo que era necesario repararla. Esto complicaba la expedición ya que los dejaba demasiado expuestos.

Llegados a este punto se abrían dos posibilidades para volver. Una era dar la vuelta para cruzar de nuevo el Pacífico y llegar a los puertos de América. La otra consistía en seguir hacia el oeste y buscar España. Esta última opción era la más peligrosa porque suponía tener que esquivar a los portugueses y cruzar mares todavía desconocidos. Elcano y sus hombres, que eran en total 47 europeos y 17 indígenas, decidieron tomar esta ruta. Eran conscientes de que se les abría las puertas de la Historia por convertirse en los primeros hombres que daban la vuelta al mundo, aunque eso supusiera tener que hacer frente de nuevo a numerosas penalidades. Esta idea la reflejó el propio Elcano al volver a la Península cuando en la primera carta que le mandó a Carlos I escribió: «Mas saberá tu Alta Magestad lo que en más avemos de estimar e tener es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el oçidente e veniendo por el oriente«. La Trinidad se decidió por hacer el camino de vuelta por el Pacífico pero finalmente fueron capturados por los portugueses y después de muchas penalidades, de los 54 hombres que había en la nao sólo cuatro volvieron a la Península.

Nao Victoria

Nao Victoria. Fuente. Traducción: Fui la primera que rodeó el mundo volando a vela. Magallanes, te dirigí al nuevo estrecho. Y al rodear el mundo gané el nombre VICTORIA. Son mis velas alas; mi premio, la gloria; mi lucha, el mar. Fuente.

El 21 de diciembre la Victoria tomó rumbo al oeste después de poner velas nuevas en las que aparecía la cruz de Santiago y la frase «Ésta es la figura de mi buenaventura«. Pararon primero en Pulau Wetar y después en Timor para aprovisionarse antes de atravesar el océano Índico por el sur y llegar a la Península sin tener que tocar la costa. El 7 de febrero de 1522 comenzaron la última parte del viaje rumbo a España. Pasaron bastante cerca de Australia, aunque no llegaron a descubrirla. Con muchas penalidades llegaron el 6 de abril al cabo de Buena Esperanza, donde tuvieron que aguardar  varias semanas hasta que los vientos les fueran propicios para continuar. Sin embargo la falta de provisiones, con el consiguiente aumento de enfermedades y el elevado número de muertos, y los problemas que tenía el barco llevó a Elcano y los españoles a atracar en la isla de Santiago el 9 de julio y pedir ayuda a los portugueses. En un principio se hicieron pasar por marinos que llegaban de América. No duró mucho tiempo el engaño porque cuando unos españoles quisieron comprar con especias que tenían en el barco y los portugueses los descubrieron. Detuvieron a algunos y el resto tuvo que escapar. Antes de huir descubrieron que había un desajuste entre los calendarios porque al navegar siempre al oeste habían ganado un día más.

Victoria

Nuestra Señora de la Victoria. Fuente

Elcano tomó la decisión de dar un rodeo para escapar de los posibles perseguidores y en vez de buscar las islas Canarias se dirigió hacia las Azores para tomar la corriente y los vientos que les llevarían a la Península. El 6 de septiembre de 1522 llegaron a Sanlúcar de Barrameda y tuvieron que pedir ayuda a Sevilla para poder llegar a este puerto, lo que consiguieron el 8 de septiembre. Una vez aquí, lo primero que hicieron fue cumplir con la promesa de ir en camisa, descalzos y con cirios en las manos a visitar las imágenes de la Virgen de la Victoria y la Virgen de la Antigua en agradecimiento por haber regresado. Habían salido cinco naos con 239 hombres dirigidos por Magallanes, volvía una nao con 18 supervivientes dirigidos por Elcano. Sin embargo habían cumplido con los objetivos de la misión y habían hecho Historia al convertirse en los primeros hombres en dar la vuelta al mundo y en demostrar sin ninguna duda que era una esfera, tal y como ya enseñaban los griegos y durante la Edad Media.

La noticia de la hazaña se extendió por toda Europa y causó una gran admiración, hasta el punto que un cronista del siglo XVII, Antonio de Herrera, afirmó que fue «la mayor y más nueva cosa que desde que Dios crio el primer hombre se vio«. El propio Carlos V recibió en persona a Elcano, al que concedió el título de hidalgo, una renta anual sustanciosa y un escudo de armas con la inscripción «Primus circumdedisti me» (Fuiste el primero que la vuelta me disteis). Sin embargo, no hay que olvidar a los compañeros que con él llegaron también y fueron también los primeros en dar la vuelta al mundo: Francisco Albo, Miguel de Rodas, Juan de Acurio, Antonio Pigafetta, Martín de Yudícibus, Hernando de Bustamante, Nicolás el Griego, Miguel Sánchez de Rodas, Antonio Hernández Colmenero, Francisco Rodríguez, Juan Rodríguez, Diego Carmena Gallego, Hans de Aquisgrán, Juan de Arratia, Vasco Gómez Gallego, Juan de Santandrés y Juan de Zubileta. A estos nombres se sumarían los demás marineros que habían sido apresados por los portugueses y que gracias a las gestiones del propio Carlos I pudieron volver a España.

Tanto Magallanes como Elcano, tanto los hombres que llegaron hasta el final como los que se quedaron en el camino, todos contribuyeron a la realización de un hito en la Historia de la humanidad. Ya eran conscientes de ello Elcano y sus hombres y sólo la ilusión de poder hacer algo así los impulsó a continuar hasta el final. Gracias a esta expedición, el Imperio español mostró una vez más su incipiente fuerza y capacidad para hacer las grandes hazañas que lo llevarían a ser una gran potencia mundial en los siglos XVI y XVII y dar grandes momentos a la Historia. No necesitaba medios avanzados ni grandes cantidades de recursos, sólo necesitaba hombres y mujeres dispuestos a darlo todo aun en medio de la adversidad, y la Historia de España demuestra una y otra vez que los hubo, como por ejemplo en la primera circunnavegación del mundo.

Bibliografía

La Primera Vuelta al Mundo: la Expedición de Fernando Magallanes y Juan Sebastián Elcano: https://www.historiadelnuevomundo.com/index.php/2018/01/la-primera-vuelta-al-mundo-la-expedicion-fernando-magallanes-juan-sebastian-elcano/

QUINTO CENTENARIO 1ª VUELTA AL MUNDO: http://vcentenario.es/

RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, A. R. La primera vuelta al mundo, Madrid: Edaf, 2018.

RUTA ELCANO: https://www.rutaelcano.com/

THOMAS, H. El imperio español: De Colón a Magallanes, Madrid: Planeta, 2003.