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Por Pablo Cassinello

Llevamos una vida tan burguesa que nos resulta audaz el devenir de esos sufridos ‘españoles por el mundo’ que pasan su vida en Maldivas o Abu Dabi. Nos pegan al televisor y contemplamos su día a día como si de intrépidos expedicionarios se tratase… Bromas aparte, quisiera tomármelo por el lado bueno, por el lado de la sangre que a muchos aún nos late, la de una nación de exploradores. Tal cual. No cabe concretar la identidad de España de otra manera. Es lo que verdaderamente ha definido el propio devenir de nuestra Historia.

La de España es una historia de auténticos exploradores, los que se adentran en nuevas rutas y conquistan para su nación con la idea de progreso y grandeza. De ahí ese magnífico término de conquistadores. Es ya un hecho reconocido por la historia que los viajeros escandinavos habían descubierto y realizado algunas expediciones a la América del Norte mucho antes que pusiera su planta en ella Cristóbal Colón. El historiador que hoy considere aquel descubrimiento de los escandinavos como un mito demuestra no haber leído nunca las sagas vikingas… Vinieron aquellos hombres del Norte, y hasta acamparon en el Nuevo Mundo antes del año 1000… Pero no hicieron más que acampar; no construyeron pueblos y realmente nada añadieron a los conocimientos del mundo; nada hicieron para merecer el título de exploradores.

El honor de dar América al mundo pertenece a España. No solamente el honor del descubrimiento, si no el de una exploración que duro varios siglos y que ninguna otra nación ha igualado en región alguna. Es una historia que fascina, una gesta, y sin embargo  nuestros cronistas contemporáneos prefieren mirar a otro lado y narrar las historias más pueriles que puedan imaginarse. 

A una nación le cupo en realidad la gloria de descubrir y explorar América, de cambiar las nociones geográficas del mundo y de acaparar conocimientos y negocios por espacio de siglo y medio. Y esa nación fue España. Un genovés, es cierto, fue el descubridor de América, pero vino en calidad de español, vino de España por obra de la fe y del dinero de los españoles, en buques españoles y con marineros españoles, y de las tierras descubiertas tomó posesión en nombre de España. Y la inmediata conquista posterior ocurrió un siglo antes de que los anglosajones pareciesen despertar y darse cuenta de que realmente existía un nuevo mundo. Valga el dato, pero Hernán Cortés había conquistado y estaba colonizando un país salvaje doce veces más extenso que Inglaterra muchos  años antes que la primera expedición de gente inglesa hubiera si quiera visto las costa donde iba a fundar colonias en el Nuevo Mundo. El que quiera sentirse heredero de esta historia verá la vida con mucho más orgullo y dignidad. Yo decidí hacerlo hace mucho tiempo.