Compartir:

El 3 de agosto de 1492 sesenta y seis hombres al mando del capitán general Cristóbal Colón parten hacia las islas de la Especiería por una ruta desconocida desde el puerto de Palos de la Frontera embarcados en la nao «Santa María» y en las carabelas la «Pinta» y la «Niña». Descubrirán un nuevo mundo, el continente que hoy conocemos como América, pero pretendían llegar a Asia.

Por muy extraño que les parezca a buena parte de los actuales habitantes de nuestro planeta en tiempos de los antiguos griegos y romanos ya se sabía que la Tierra era redonda y no plana. Según Zenon de Elea, un filósofo griego nacido hacía el año 490 antes de Cristo, el primero en afirmar que la Tierra no era plana fue Hesíodo dos siglos antes, es decir, en el siglo VII antes de Cristo. Aristóteles llegó a la misma conclusión cuando afirmó en su obra “De caelo” que la tierra debe ser una esfera dado que la sombra de la tierra sobre la luna durante un eclipse solar es redonda.

Pero hay más, un matemático y geógrafo griego llamado Eratóstenes que falleció en el año 194 antes de Cristo fue capaz de calcular la longitud de la circunferencia de la Tierra gracias a un método trigonométrico sin salir de la ciudad de Alejandría: estimó que la circunferencia de nuestro planeta medía 39.375 kilómetros cuando realmente tiene 40.075 kilómetros en el Ecuador. Se equivocó únicamente en el 1 % de su longitud real. Teniendo en cuenta que el dato de los 40.075 kilómetros se ha obtenido utilizando satélites y sistemas de geolocalización, hay que reconocer un gran mérito al bueno de Eratóstenes. Romanos como Cicerón, Plinio y Estrabón también afirmaron que la tierra era redonda en base a distintas observaciones del mar.

Y entonces, ¿En qué consistió el “error” con el que titulamos el presente artículo? Cristóbal Colón sostenía que en realidad la circunferencia de la Tierra no eran los 39 mil kilómetros y pico que sostenía Eratóstenes sino unos 29.000. Parece ser que ese dato lo había tomado el genovés de un astrónomo y geógrafo griego llamado Ptolomeo fallecido en el año 165 después de Cristo que a su vez había confirmado los cálculos de un griego llamado Posidonio.

El navegante pretendía llegar a Asia atravesando el océano Atlántico en vez de navegar bordeando África como hacían los portugueses antes de 1492. Para obtener financiación acudió a la corte del rey Juan II de Portugal. Colón sostenía, debido a que la Tierra sólo tendría una circunferencia de 29.000 kilómetros, que las islas de la Especiería estaban tiro de carabela sin necesidad de bordear el continente africano.

A tiro de carabela significaba que una expedición podía llegar a Asía por occidente atravesando el océano Atlántico sin necesidad de avituallarse durante todo el viaje pudiendo las tripulaciones subsistir sin más alimentos y agua que los embarcados en el puerto de origen. En caso de que la circunferencia de la Tierra realmente fuera de 39 mil kilómetros era imposible llegar a Asía sin escalas y morirían todos los navegantes en el intento. Ninguna embarcación del siglo XV era capaz de cubrir la distancia entre América y Asía sin escalas sin que todos sus ocupantes murieran de hambre y de sed.

El caso es que los portugueses mandaron al genovés a hacer gárgaras, como vulgarmente, se dice en razón sobre todo a que veían imposible llegar a Asía por occidente tal por las razones que hemos explicado.

En 1484 Colón llega al monasterio de La Rábida sito en Palos de la Frontera, Huelva. Gracias a los contactos de un monje el genovés consigue hacer llegar su proyecto personalmente a oídos de la reina Isabel de Castilla. El plan de Colón fue examinado por una junta de científicos y humanistas que se reunieron varias veces con el italiano para debatir su propuesta en la que no se discutió si la tierra era redonda o plana sino cual era la longitud real de la circunferencia de la Tierra. La junta manifestó su oposición al proyecto de Colon pues éste estaba equivocado en sus cálculos.

Colón siguió insistiendo a la reina que Asia se encontraba a distancia de carabela atravesando el océano Atlántico. El caso es que los Reyes Católicos dieron el visto bueno a Colón y el 17 de abril de 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, el contrato que regiría la aventura del Descubrimiento.

El resto ya lo conocen. El 12 de octubre de 1492 Rodrigo de Triana gritó tierra al divisar la costa de la isla que en lenguaje de los indios se llamaba Guanahaní y que Cristóbal Colón bautizó como San Salvador. Habían llegado a las islas Bahamas, a América, no a Asía. Quedaban todavía unos 16.000 kilómetros para llegar a las islas de la Especiería. De no ser por América los expedicionarios hubieran muerto en el intento. ¿Sabía Colón que existían esas tierras y por eso se empeñó a llevar a cabo el viaje? ¿Cómo convenció a los Reyes Católicos de que la expedición no moriría en el intento a pesar del dictamen negativo de la junta de expertos? Esos secretos se los llevó el Almirante a la tumba.

Descubre, como Cristóbal Colón, la Historia de España

  1. España en el mundo de Editorial Edaf
  2. Curiosidades de la historia de España de Editorial Edaf
  3. Gestas de la historia de España de la Esfera de los Libros
  4. Siempre tuvimos héroes de Editorial Edaf
  5. Siempre estuvieron ellas de Editorial Edaf
  6. Te voy a contar tu historia de la Esfera de los Libros
  7. Lo que hicimos por el mundo de Editorial Edaf