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La Toma de Granada, tras una larga guerra de diez años, fue un evento de gran relevancia. Marcó el fin del largo proceso histórico de Reconquista, cerró la Edad Media e inició la Moderna. En su seno se gestó el descubrimiento de un desconocido continente. Pocos años después concluía el proceso de unificación religiosa y territorial de lo que es la actual España.

“Este hecho acaba de ser consumado gracias a la valentía y a la devoción de Fernando e Isabel, soberanos de España que, para su eterna honra, han recuperado el grande y rico reino de Granada y tomado a los infieles la poderosa capital mora, de la cual los musulmanes eran dueños desde hacía siglos.”

Estas fueron las palabras de Enrique VII, rey de Inglaterra en la Catedral de San Pablo de Londres.

La Guerra de Granada

La Guerra de Granada es una continuación de la Guerra de Sucesión Castellana. Por un lado, por el fin de consolidación de poder de Isabel y Fernando en la península ibérica. Por otro, por el uso de los nobles y sus fuerzas en la Guerra de Granada.

Isabel y Fernando empezaron a adquirir el monopolio de la fuerza, una de las características claves del estado moderno. Si bien los nobles aportaron gran cantidad de fuerzas, los reyes disponían de la artillería. Muestra del verdadero poder real.

Se calcula que hasta 200 bombardas y otras clases de cañones fueron usados en la guerra con un efecto devastador. Al acabar la Guerra, surgirían las semillas del primer ejército profesional de Europa, los tercios. Las órdenes militares quedarían relegadas a una posición testimonial al adquirir el rey el título de Gran Maestre de todas ellas.

A su vez, los movimientos culturales, promovidos siempre por la monarquía y la nobleza, estaban inmersos en un renacimiento cultural. El gótico tardío convivía con las nuevas formas provenientes de Italia y el acercamiento al pasado imperial clásico empezaba a gestar el renacimiento español en arquitectura. Esto se pondría en práctica en las primeras edificaciones construidas tras la Toma.

En la Guerra de Granada se produjeron avances en la edificación de fortalezas. Destacan la llamada traza italiana y las casi inexpugnables fortalezas abaluartadas españolas.

La Toma de Granada y Santa Fe

Como todos los procesos históricos trascendentes no sólo se escriben en libros, también se tallan en piedra, y el modo de hacerlo sería diferente del de décadas anteriores. El Real de Santa Fe es uno de los máximos exponentes de esta época.

Su propio nombre era una proclama de las intenciones de Isabel y Fernando, en contraposición con la “falsa fe” que profesaban en la capital del reino nazarí. Su ubicación, a escasos doce kilómetros de Granada, era otra declaración de intenciones. Podemos permitirnos asediar una ciudad con otra.

De planta muy cercana al rectángulo, poseía cuatro muros y cuatro puertas exteriores, una por cada lado de muralla. Estas eran las puertas de Jaén o de los carros al norte. De Granada, al este, de Sevilla al sur; y de Jerez, hoy de Loja, al oeste.  

La muralla quedaba jalonada por torres cuadradas, y almenadas, siendo la torre de Santiago, en una esquina la mayor de ellas. Probablemente todo el conjunto estaba artillado, preparado para la defensa ante un improbable ataque nazarí.

La unión de estas puertas mediante dos líneas rectas, el Decumano y el Cardo, generaban una cruz y una malla ortogonal, donde, en el lugar del foro, había una plaza de armas, desde la que se accedería a la Casa Real, residencia de los reyes durante 1491 y 1492; una iglesia y posterior Colegiata de Santa Fe; una alhóndiga y un hospital.

Los baluartes de Santa Fe

Referente a cuestiones defensivas podría situarse en el punto de inflexión definido por el paso de las fortificaciones medievales a las modernas. En cada una de las entradas de la ciudad se crearía un poderoso baluarte defensivo y artillado, protegiendo la entrada de disparos directos y, a su vez, creando un paso previo, adelantado al puente que cruzaba el foso.

Estos baluartes ya desaparecidos, construidos por el maestre Ramiro López constituían un claro precedente de otros desarrollados poco tiempo después, como los de Salobreña y Almuñecar, o los de los Siete Suelos y las Cabezas en la Alhambra. Además, bebían de las experiencias previas de los castillos de La  Mota  (1474-1483),  Coca  (1474-96)  y  el  Alcázar  Real  de  Carmona  (1486-1488)

Capitulaciones

Santa Fe fue una ciudad entre dos mundos. De carácter clásico y planta ortogonal al estilo romano, surge para rendir la caótica ciudad de Granada. Poco después, sería el modelo de las ciudades de nueva planta en las tierras de allende los mares.

Aquí Boabdil firmó las Capitulaciones de Granada el 25 de noviembre de 1491, rindiendo el Reino Nazarí y finalizando la Guerra de Granada.

Aquí se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, con Cristóbal Colón antes de partir hacia occidente y descubrir el Nuevo Mundo el 17 de abril de 1492.

Personajes singulares de la Toma de Granada

Aquí llegaron personajes tan singulares como Isabel de Solís o Zoraida en busca de la salvación de su vida. También, junto a sus hijos, fue bautizada y renegó de su conversión al islam el 30 de abril de 1492. Quizá la de Isabel de Solís sea una de esas historias que acaban convirtiéndose en leyenda y diluyendo la trascendencia del personaje.

Esclavizada en 1471 en una de las razzias nazaríes en tierras de la orden de calatrava en Jaén, pasaría a ser esclava de Muley Hacén y luego la esposa principal, apartando a Aixa, la madre del propio Boabdil, y gestando una de las tramas de traición entre familias granadinas.

Sola, con la muerte de Muley Hacén y la huida del Zagal a África, en 1489 retornó a sus orígenes. Lo hizo en un doble sentido. Primero cruzó las líneas que hacían de frente de guerra hacia tierras castellanas. Después afirmó que su conversión al islam había sido forzosa, reafirmándose en sus creencias cristianas.

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